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Un reformista y un ultraconservador se jugarán la Presidencia de Irán en una segunda vuelta

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El único candidato reformista a la Presidencia de Irán ha dado una sorpresa en las urnasobteniendo el mayor apoyo del público frente a tres candidatos ultraconservadores, según datos del recuento oficial. «Ninguno de los candidatos logró obtener la mayoría absoluta de votos, por lo que el primer y el segundo candidato que hayan obtenido el mayor número de votos serán remitidos al Consejo de Guardianes», anunció el portavoz del Ministerio del Interior. Mohsen Eslami.

Dado que ningún candidato ha conseguido el 50% de apoyo necesario para ganar la presidencia, los iraníes acudirán a las urnas en un nueva ronda de votaciones el próximo viernes 5 de julio.

El candidato reformista Masoud Pezeshkian obtuvo el 42,5% de los apoyos; seguido por los ultraconservadores Saeed Jalili -favorito en las encuestas- que obtuvo el 38,6% de los votos, un millón de votos menos que su contrincante.

El Ministerio del Interior validó el recuento afirmando que la votación se había realizado «con total seguridad, salud y competitividad» y remitió los resultados al Consejo de Guardianes para su aprobación.

Se trata de un evento electoral anticipado debido a la muerte en un accidente aéreo del presidente Ebrahim Raisi, un político ultraconservador que era percibido como un posible sucesor del líder supremo, el ayatolá Ali Khamenei. Los comicios se celebraron en un momento de gran tensión regional, debido a la guerra en la franja de gaza y las advertencias de la agencia atómica de las Naciones Unidas (OIEA), que aseguró que los niveles de enriquecimiento de uranio En Irán han aumentado hasta un número suficiente para desarrollar armas.

La campaña de Pezeshkian ha estado rodeada de polémica desde que su candidatura fue aceptada por un consejo de clérigos y juristas -que descartó más de 80 solicitudes y aceptó sólo seis candidatos- por ser la única opción reformista en la arena electoral.

Pezeshkian insistió durante su campaña en mejorar la economía del país y lucha contra la corrupción. Su propuesta más destacada es la Enfoque diplomático hacia los países occidentales recuperar el acuerdo nuclear -en el que Teherán se comprometió a reducir las centrifugadoras y reducir sus reservas de uranio enriquecido- para que la sanciones impuestas al país y poder relanzar la economía. Cirujano de profesión y ex ministro de Sanidad, Pezeshkian no es cercano al líder supremo ni a las filas de la Guardia Revolucionaria, la influyente rama de las fuerzas armadas. Los analistas apuntan que el reformista habría recogido el voto del descontento social que arrastra el país por la situación económica. A ello se suma el posible apoyo de partidos de oposición y activistas que pedían la boicot electoral debido a la represión del régimen y a la creciente falta de libertades tras la protestas antigubernamentales desatado en el año 2022.

La candidatura de Pezeshkian también concentró el voto reformista, a diferencia de sus oponentes de línea dura, cuyos perfiles políticos eran muy similares y terminaron dividiendo el voto conservador.

El próximo viernes Pezeshkian se enfrentará a Saeed Jalili, un candidato que es percibido como la propuesta del régimen para su cerca del ayatolá Jamenei. Jalili ha desempeñado papeles importantes en sectores de seguridad pero su carrera destaca por ocupar un alto cargo durante las negociaciones del acuerdo nuclear. Después de la primera votación, ahora cuenta con el apoyo del resto de los oponentes de línea dura«El camino aún no está terminado y, a pesar de mi respeto personal por Pezeshkian, debido a mi preocupación por algunas de las personas que lo rodean, hago un llamado a todas las fuerzas revolucionarias y a mis seguidores para que ayuden a impedir el regreso al poder del movimiento que causó una parte importante de nuestros actuales problemas económicos y políticos», afirmó el tercer candidato más votado, el ultraconservador, Mohamed Qalibaf.

Las elecciones del viernes registraron un Cada registro de participacióncon el 40% de la población yendo a las urnas. En los últimos cinco años se ha producido un paulatino descenso del voto, con un 48% de participación en las elecciones presidenciales de 2021 y un 41% en las legislativas de marzo pasado. Los analistas atribuyen la caída a una creciente descontento con el sistema políticoEn el que la población no cree que la elección de uno u otro candidato vaya a traer grandes cambios en el país. A ello se suman los llamados al boicot electoral como forma de protesta disidente.





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