Fue durante mucho tiempo un estrecho colaborador del general Qasem Soleimani, líder de la División Quds de Irán.
Un ataque aéreo israelí mató Sayed Razi Moussawi, considerado uno de los comandantes del Pasdaran iraní en Siria. Junto a él murieron varios guardianes de la revolución. El ataque tuvo lugar en zona de zeynabun suburbio de Damasco. Su eliminación conlleva dos mensajes.: es un golpe en la guerra Irán-Israel, un conflicto que ya se ha extendido desde el Océano Índico (con ataques a barcos) hasta Oriente Medio; Se trata de una operación contra una figura importante implicada en el apoyo a facciones extremistas comprometidas contra el Estado judío y Estados Unidos.
Moussawi fue durante mucho tiempo un estrecho colaborador del general Qasem Soleimani, líder de la División Quds de Irán, un aparato militar que ayuda a las milicias chiítas en Medio Oriente y «gestiona» acciones clandestinas. Él también fue eliminado por un ataque con aviones no tripulados estadounidenses en Bagdad en enero de 2020.
Durante años, Israel ha atacado bases, depósitos, envíos de armas y líderes iraníes en Siria. Cientos de episodios, casi nunca reivindicados, vinculados a una campaña sistemática. Para contrarrestar una presencia militar e ideológica considerada peligrosa. Para obstaculizar el flujo de material bélico: los numerosos bombardeos en los aeropuertos de Damasco y Alepo se inscriben en este marco. Quitar del camino a personas capaces de ayudar a las redes de grupos «radicales» (chiítas, palestinos, libaneses) que forman parte del Eje de Resistencia.
Al cuadro «histórico» se añadió la nueva fase de confrontación tras el ataque de Hamás del 7 de octubre, seguida de la movilización de los movimientos islámicos en apoyo de los palestinos. Así, los barcos fueron blanco de ataques en el Mar Rojo, al igual que instalaciones israelíes o estadounidenses fueron atacadas con drones/cohetes con una progresiva expansión del frente exterior: primero Gaza, luego Líbano, luego Yemen, Siria e Irak. Todos los territorios donde los asesores iraníes, de forma evidente y secreta, han favorecido las iniciativas de milicias amigas. Instigándolos, o simplemente apoyándolos. De hecho, Tehern ha negado a menudo cualquier responsabilidad directa.
Luego está la dimensión de represalia en esta guerra. El presidente iraní, Ibrahim Raisi, ha prometido vengar la muerte de Moussawi: sin duda, Israel pagará por lo que ha hecho. En Jerusalén esperan represalias con ataques con cohetes en la frontera libanesa, pero no excluyen sorpresas en el exterior. Recientemente se han frustrado varios planes de ataque atribuidos a los servicios jomeinistas.
En las últimas horas, las reacciones de Teherán han utilizado una fórmula bien conocida, adoptada con ocasión de acontecimientos similares: «Irán se reserva el derecho de tomar las medidas necesarias y responder en el momento y lugar apropiados». El régimen no quiere verse obligado a tomar medidas apresuradas, pero también está tratando de evitar verse arrastrado a una confrontación directa y abierta. A los ayatoles les encanta la guerra en las sombras, las negaciones, todo lo que les permita negar, negar actos que pueden tener profundas repercusiones. Sin embargo, la pérdida del oficial y su valentía podrían cambiar las reglas del «juego».
