La SB4, respaldada por los republicanos, permitirá a jueces y policías detener y deportar a inmigrantes indocumentados, en un desafío directo a Washington.
Entrar a Texas ilegalmente a lo largo de la frontera con México será un crimen de estado perseguido por las autoridades de ahora en adelante. El nueva ley SB4firmada por el gobernador republicano el pasado lunes, entrará en vigor en marzo y legitima la persecución de la población inmigrante en un Estado con más del 40% de hispanos.
Cualquiera que no tenga sus documentos en regla podría ser detenido por agentes locales, sometido a un proceso de deportación o enfrentarse a años de prisión en caso de reincidenciaen una de las leyes antiinmigrantes más severas a nivel nacional.
La medida pretende frenar el flujo masivo de cruces ilegales hacia el segundo estado más grande del país y uno de los cuatro que hacen frontera con México. En los últimos meses, Abbott ha enviado Más de 20 autobuses con inmigrantes indocumentados hacia los Angeles y muchos otros a Nueva Yorkacusando a los políticos del Partido Demócrata de causar una crisis de inmigración sin precedentes en los Estados Unidos.
Además de infundir miedo en los cuerpos de los cientos de miles de personas ‘indocumentadas’ que llevan años residiendo, trabajando y pagando impuestos en Texas, la ley de Abbott es una desafío al gobierno de Joe Biden. Permite a policías y jueces locales detener y deportar inmigrantes, algo que en el resto del país es sólo responsabilidad de las autoridades federales. En Washington han tildado de inconstitucional el decreto.
Pese a los diversos fallos de tribunales federales al respecto, son varios los legisladores republicanos en Texas que confían en que la SB4 pueda llegar al Tribunal Supremo y ser ratificada por la actual mayoría conservadora.
«Biden deja Texas a su suerte»
Abbott acusó directamente a Biden de no saber cómo manejar la seguridad fronteriza. «La inacción deliberada de Biden ha dejado Texas a su suerte«, dijo el republicano, uno de los principales aliados del expresidente Donald Trump de cara a su reelección. El mes pasado estuvieron juntos en una visita a la frontera.
El gobernador hizo el anuncio desde una finca privada a lo largo del Río Grande en Brownsville, justo al lado de la pequeña sección del muro fronterizo construido por Texas. Está convencido de que la ley es tan «extrema» que producirá «una reducción dramática de más del 50%, tal vez del 75%, en el número de personas que cruzan ilegalmente a Texas».
Por otro lado, grupos de activistas y miembros del Partido Demócrata han criticado la medida por considerarla «la ley antiinmigrante más extrema de Estados Unidos» en una carta enviada al Departamento de Justicia. Tanto Joaquín Castro, congresista de Texas, como otros 20 legisladores demócratas, han solicitado la intervención directa del fiscal general Merrick Garland.
«Lo instamos a hacer valer su autoridad sobre la inmigración federal y la política exterior y tomar acciones legales, según corresponda, para evitar que esta legislación inconstitucional y peligrosa entre en vigor», dijeron en una carta.
Por su parte, organizaciones como el Centro Juvenil por los Derechos de los Niños Inmigrantes sostienen que la SB4 «exacerbará la discriminación racial contra niños y familias negros e hispanos en todo Texas. «Será más probable que las fuerzas del orden detengan y arresten a cualquier persona que sospechen de haber ingresado a Texas entre los puertos de entrada, basándose en su mera apariencia física».
También han expresado su oposición algunos de los sheriffs en localidades fronterizas. Les preocupa que la aplicación de la SB4 a partir de marzo colapsar las prisiones y los tribunales locales si las autoridades arrestan a un pequeño porcentaje de las personas que cruzan las fronteras diariamente. 2.000 kilómetros de frontera entre Texas y México. En un solo tramo, los agentes federales encontraron a más de 38.000 inmigrantes en octubre.
Seguramente será uno de los temas candentes durante la campaña presidencial del próximo año. Por un lado, Biden, que llegó a la Casa Blanca prometiendo una reforma migratoria que ni siquiera ha sido debatida en el Congreso, y por el otro, el candidato republicano más probable, un Trump que ha prometido batir un récord de deportaciones si regresa. gobernar.
