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Inteligencia artificial para hablar con los muertos, una aplicación llena de preguntas

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Cuando muere un ser querido, podemos recordarlo con fotos, vídeos o mensajes e incluso ‘hablar’ con él en nuestra mente, pero ¿y si fuera capaz de respondernos? No hay nada sobrenatural en esto, sino más bien otra aplicación de la inteligencia artificial (IA) que no está exenta de cuestiones socioéticas.

Como si se desafiara a la muerte o se prometiera algo parecido a la vida eterna, la industria del más allá digital ofrece la posibilidad de crear avatares de quienes ya no están entre nosotros para que los usuarios puedan conversar con ellos en tiempo real, reproduciendo su imagen y su voz, sólo esta última o por escrito.

Estos ‘robots de duelo’ se crean a partir de la huella digital del fallecido –contenido en redes sociales, mensajería, correos electrónicos– que es procesada por una red neuronal que aprende a imitar su comportamiento o forma de pensar.

Cada persona tiene una forma de vivir el duelo y estas tecnologías pueden cambiar la forma de afrontarlo. Belén Jiménez, doctora en Psicología por la Universitat Oberta de Catalunya (España), explica a Efe que es «fundamental velar por el respeto y la dignidad de la persona fallecida así como por el bienestar psicológico del usuario».

En este ámbito, añade, no hay respuestas de “todo o nada”, porque es un tema complejo que depende de la tecnología, de la persona en duelo y de los diseñadores de la herramienta, y todavía no hay casi estudios científicos.

Vídeos conversacionales en los que la persona graba respuestas a preguntas sobre su vida, conversaciones con chatbots generados por IA con la voz del fallecido o solo con texto son lo que ofrecen en distintos grados empresas como StoryFile, Eternos.Life, Decembre Proyect o You, Only Virtual.

En algunos casos es la propia persona quien prepara todo para dejar activo este servicio tras su fallecimiento, pero también es posible que sean sus seres queridos.

La industria del más allá digital

Jiménez, especialista en cómo los medios digitales median la experiencia del duelo, destaca que “tenemos prejuicios respecto a este tipo de herramientas y no es de extrañar si tenemos en cuenta que están siendo creadas principalmente por la creciente industria digital del after-mortem”, que busca objetivos «comercial y económico y no necesariamente terapéutico».

Un estudio reciente de la Universidad de Cambridge analiza tres escenarios hipotéticos para mostrar las posibles consecuencias de un “diseño descuidado” de esta tecnología sin estándares de seguridad.

La investigación, dirigida por Katarzyna Nowaczyk-Basińska, describe un escenario en el que el bot de una abuela hace una recomendación publicitaria a su nieta y otro en el que un niño se angustia porque la réplica de la madre muerta comienza a generar respuestas confusas.

En el tercer caso, un padre deja un avatar a sus hijos durante 20 años. Uno comienza a recibir una avalancha de mensajes no deseados y el otro termina emocionalmente agotado de interactuar con él, pero se siente atormentado por el destino del chatbot.

Relación de dependencia

Los bots pueden diseñarse con el riesgo de hacer creer al doliente que las respuestas que recibe son realmente de su ser querido, lo que podría crear una relación de dependencia o incluso «el sufrimiento que provoca una ‘segunda pérdida’ si el ser querido desaparece, por ejemplo por problemas técnicos», advierte Jiménez.

‘Eternal You’, documental presentado este año en el Festival de Cine de Sundance (EE.UU.), siguió el inicio de los bots de duelo y a algunos de los primeros usuarios, quienes «buscan consuelo con estas aplicaciones y darían cualquier cosa por poder hablar con sus seres queridos fallecidos una vez más».

Así lo explican en la web del festival sus directores, Hans Block y Moritz Riesewieck, quienes también entrevistaron a directivos de dichas empresas y abordaron la problemática actual de afrontar el duelo.

«Había cosas que me asustaban y muchas cosas que no quería oír, que no estaba preparada para oír».dice uno de los usuarios en el tráiler.

Un bot, dice Jiménez, puede producir respuestas que no son consistentes con los recuerdos que el usuario tiene del fallecido, lo que puede causar frustración o dolor.

También el sentimiento de una segunda pérdida “al confirmarse la falta de autenticidad emocional” que caracterizaba la relación con el fallecido o puede alterar de alguna manera su recuerdo, «lo que puede provocar disturbios».

El canal de televisión surcoreano MBC realizó una serie de documentales sobre experiencias de realidad inmersiva con recreaciones virtuales para que una madre pudiera pasar unas horas con su hija fallecida de siete años o un hombre pudiera reencontrarse con su esposa muerta, ambos expresaron su agradecimiento por la experiencia.

Estas ‘tanatotecnologías’ no sólo transforman la experiencia del duelo «sino también el concepto mismo de mortalidad o incluso de ‘resurrección'», afirma Jiménez, para quien las religiones tradicionales coexistirán «con nuevas y crecientes formas de entender el mundo donde la inmortalidad digital es un elemento esencial».

Estamos -advierte- ante su nuevo desarrollo tecnológico, basado en la IA, «Alto riesgo que debe ser regulado»porque implica desafíos socioéticos muy complicados.

Cada país tiene sus propias normas en materia de protección de datos. En el caso de la Unión Europea, si dichas aplicaciones se dirigen a sus ciudadanos, se aplicaría el Reglamento Europeo de Inteligencia Artificial y el Reglamento General de Protección de Datos.





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