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Encuentran un grupo de bacterias específicas del intestino implicadas en los ‘atracones’ y la obesidad

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Un equipo internacional de investigadores ha identificado bacterias en el intestino que están asociados con el desarrollo tanto de ratones como de humanos de un Adicción a la comida que puede causar obesidad.. También han descrito la papel beneficioso que juegan en la prevención de los atracones.

Desde el Laboratorio de Neurofarmacología-NeuroPhar del Departamento de Medicina y Ciencias de la Vida de la Universidad Pompeu Fabra (Barcelona), Elena Martín-Garca, presenta las conclusiones del trabajo hoy en el Foro 2024 de la Federación de Sociedades Europeas de Neurociencia (FENS) y se publica simultáneamente en el revista Intestino.

Sus hallazgos les permiten evaluar Si las bacterias «buenas» Podrían utilizarse como posibles nuevos tratamientos para el comportamiento relacionado con la obesidad».Esto nos permite encontrar un prebiótico que equilibre la microbiota.«, explica Martín-Garca a EL MUNDO.

El trabajo del equipo de investigación es un «estudio traslacional porque se ha medido el mismo efecto en modelos de ratón y también en humanos», añade Rafael Maldonado, coautor de la investigación. «Estos resultados puede permitirnos identificar nuevos biomarcadores en la adicción a la comida«, al tiempo que destaca que se podrían sentar las bases para «evaluar si las bacterias beneficiosas podrían utilizarse como posibles nuevos tratamientos para este comportamiento relacionado con la obesidad, que, actualmente, carece de enfoques terapéuticos eficaces».

Para saber mas

Investigaron las bacterias intestinales en ratones adictos y no adictos a la comida. Las diferencias observadas se centraron en el aumento de bacterias pertenecientes a un grupo llamado filo proteobacterias y una disminución de las bacterias pertenecientes al Filo actinobacterias en ratones adictos a la comida. Estos ratones también tuvieron una disminución en la cantidad de otro tipo de bacteria llamada Blautia del borde Bacillota.

«Cabe señalar que los primeros son aquellos que aumentan la conducta alimentaria compulsiva (atracones) y los segundos, a los que pertenece Blautia«Ellos son los protectores, los que regulan esta adicción», matiza Martín-Garca.

En concreto, Martín-Garca señala que una de las conclusiones es que «una microbiota específica podría tener un efecto protector en la prevención de la adicción a la comida». Específicamente, se centra en Blautia como desencadenante de los posibles efectos beneficiosos de esta bacteria intestinal, en particular.

Como solución, Martín-Garca explica que están investigando «los efectos protectores de la administración oral de lactulosa y ramnosa, que son hidratos de carbono no digeribles conocidos como prebióticos que puede aumentar la cantidad de Blautía en el intestino.»

Para ello, administraron estos suplementos a ratones y «descubrimos que conducía a un aumento en la abundancia de Blautia en las heces de ratones en paralelo con Mejoras significativas en la reducción de la adicción a la comida.. Vimos mejoras similares cuando les dimos a los ratones una especie de Blautia llamar Blautia wexlerae por vía oral como probiótico».

Como asegura Maldonado, «tenemos una nueva camino de inhibición de la compulsividad relacionado con la alimentación y una de sus consecuencias, la obesidad». Precisa que no se trata «sólo de un nuevo enfoque», sino también «una herramienta más y complementariaen el complejo tratamiento de la obesidad».

¿Cómo encontraron las bacterias responsables de los atracones?

Para medir esto en personas, Martín-Garca utilizó el Escala de adicción a la comida de Yale (YFAS 2.0) para diagnosticar la adicción a la comida. Contiene 35 preguntas para que las respondan los humanos, aunque estas también pueden ser agrupar en tres criterios para uso en ratones: búsqueda persistente de alimento, alta motivación para obtener alimento y comportamiento compulsivo.

Esto les permite clasificar 88 pacientes entre adictos y no adictos a la comida. De manera similar a los hallazgos en ratones, se observaron disminuciones en el filo. actinobacterias y Blautia en aquellos adictos a la comida y aumentos en filo proteobacterias. Análisis adicionales mostraron cómo los hallazgos en humanos se correlacionaban con los de ratones.

«Esto es interesante», subraya Maldonado, quien destaca la complementariedad de este tipo de diagnóstico y abordaje terapéutico «en una patología tan compleja como la obesidad» en la que debemos actuar desde diferentes ángulos «para abordar la situación que esto representa». problema de salud pública».

La relación entre las bacterias del sistema intestinal y el cerebro.

Martin-García dice que los hallazgos muestran cómo el Las bacterias intestinales influyen en la función cerebral y viceversa. «Hemos demostrado por primera vez una interacción directa entre la composición intestinal y la expresión de genes cerebrales, revelando el origen complejo y multifactorial de este importante trastorno del comportamiento relacionado con la obesidad».

Por ello, destaca que comprender «la interacción entre las alteraciones del comportamiento y las bacterias del intestino constituye un paso adelante para futuros tratamientos de la adicción a la comida y los trastornos alimentarios relacionados».

Como en publicaciones anteriores en Comunicaciones de la naturaleza y La revista de investigación clínicaMartín-Garca también describió en este trabajo cómo los microARN (miARN), pequeñas moléculas monocatenarias que regulan la expresión genética y contribuyen a casi cualquier proceso celular, están implicados en la adicción a la comida. Los cambios en la expresión de los miARN pueden estar implicados en los mecanismos subyacentes al trastorno.





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