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El proceso legislativo europeo: imprescindibles reuniones a puerta cerrada con una hoja de ruta decisiva

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El proceso legislativo de la Unión Europea es complicado y extraño para la mayoría de los ciudadanos, acostumbrados a la dinámica de los parlamentos y gobiernos nacionales. Se ha ido modificando con el tiempo y aunque ahora mismo no está sobre la mesa una posible reforma de los Tratados, si la Unión acaba abriendo sus puertas a los numerosos solicitantes que llaman a la puerta, no sería de extrañar que se dieran los pasos necesarios para adaptarlos. . Ahora es un proceso enrevesado y delicado, engorroso y muy lento y sujeto a bloqueos de un solo gobierno y a decisiones a menudo unánimes, pero tiene éxito, más o menos. Con tres, seis o nueve miembros más sería inviable.

La UE también tiene un Parlamento. ¿Por qué el proceso es tan diferente?

La operación poco o nada tiene que ver con la de un gobierno nacional o regional o un ayuntamiento. El UE Tiene un Parlamento, pero no tiene una iniciativa legislativa. Esto corresponde a la Comisión Europea que, contrariamente a lo que se suele decir, tampoco es el órgano ejecutivo. En la Unión, el Comisión es el que hace las propuestas de directivas o reglamentos, y luego son ellos los que Eurocámara y el Consejo europeo (es decir, los ministros de cada rama de los 27) quienes la negocian, suavizando la idea, reforzándola o modificándola por completo.

¿Quién tiene entonces la última palabra?

El Consejo, los gobiernos. Al final, en la UE no se hace nada contra los gobiernos nacionales. Hay muchos trámites, negociaciones. Hay algunos puntos en los que los eurodiputados tienen poder de ratificación, bloqueo e incluso esporádicamente veto o censura. Pero la última palabra, el último paso, siempre pertenece a los ejecutivos.

¿Qué son entonces estos diálogos tripartitos?

Son una creación, modelada en el tiempo, para negociar. La Comisión presenta su propuesta legislativa y la pelota pasa entre dos campos. Por un lado, a la Eurocámara, que fija su posición sobre la cuestión, primero en la comisión correspondiente y luego mediante una votación en el pleno. En cambio, lo hacen los gobiernos nacionales, que a través de grupos de trabajo, embajadores e infinitos contactos entre capitales también fijan su propia posición. Y entonces ambos partidos, diputados y gobiernos, comienzan a negociar, con la asistencia técnica de la Comisión. Eso se conoce como diálogos tripartitos,

¿Son importantes?

Sí mucho. De acuerdo con la Secretario de Estado para la Unión EuropeaPor ejemplo, la solución de los diálogos tripartitos ha resultado ser un éxito. Aproximadamente el 90% de las propuestas legislativas se aprueban en primera lectura y sólo el 2% llega a la fase de conciliación, según sus datos. Durante el Presidencia española del Consejo de la UE Este semestre, diplomáticos y técnicos españoles presidirán 1.555 reuniones, una media de 80 semanales y 22 diarias. Durante este tiempo se abordarán unos 520 expedientes legislativos y no legislativos y hay nada menos que 80-90 expedientes que irán a juicio.

¿Son un proceso rápido?

Para nada, los triólogos pueden durar meses o años. Son imprescindibles hoy para el funcionamiento de la maquinaria comunitaria, pero también son tremendamente opacos, apenas tienen cobertura mediática y nula transparencia. Organizaciones especializadas creen que se debería exigir a los partidos que publiquen un mandato de negociación antes de los debates sobre propuestas legislativas. Para garantizar que la sociedad civil pueda desempeñar su papel necesario en una democracia, la lista de participantes propuestos y los horarios de las reuniones también deberían estar disponibles a tiempo. Y estos organismos de Transparencia solicitan que los documentos intercambiados entre las instituciones estén disponibles días después de concluido el proceso y antes de la presentación del texto ante el pleno del Parlamento.

¿Qué pasa si una tragedia fracasa?

El proceso legal contempla lo que se conoce como tres lecturas hasta que haya un acuerdo. Si después del tercero no lo hay, la medida propuesta decae. La proliferación de diálogos tripartitos en la última década, tanto políticos como técnicos, va de la mano de la búsqueda de velocidad y consenso. Es engorroso, pero garantiza que todos estén de acuerdo. En legislaturas pasadas, hasta el 85 % de los expedientes de codecisión se aprobaron en primera lectura, porque es allí donde se celebran las reuniones a puerta cerrada. En el período 2009-2014, por ejemplo, hubo 1.500 de 320 paquetes legislativos.

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