«Polonia vuelve al lugar que se merece en Europa.» Ésa es la promesa que hizo Donald Tusk en su primera declaración de gobierno. El ex presidente del Consejo Europeo quiere reconvertir el país tras ocho años de oscurantismo y deriva autoritaria en una nación donde «se respetan los principios de la democracia y el Estado de derecho», manteniendo algunas constantes de la época del partido Ley y Justicia (PiS), como apoyo a ucrania y la firma control de fronteras.
Recordó que Ucrania lucha por la democracia y el Estado de derecho como lo hacen los países occidentales y señaló que «por alguna extraña coincidencia, los políticos que atacan los fundamentos de la democracia occidental son al mismo tiempo antiucranianos«.
Respecto a la inmigración, Tusk afirmó que «se pueden respetar otras religiones y culturas, pero hay que ser conscientes de la migración de personas por diferentes motivos. Hay que distinguir entre las herramientas que sirven para reforzar la soberanía de Polonia y las que sirven a nivel europeo». » o global», afirmó.
Según Tusk, Polonia debe asumir la responsabilidad de la protección de las fronteras de la unión europea. «No habrá lugar en el programa de mi gobierno para el comercio de visas. No habrá tolerancia para actividades fraudulentas. La frontera oriental polaca será una frontera hermética», dijo Tusk.
«Nuestro programa ha sido elaborado por los polacos, con quienes nos hemos reunido durante los últimos dos años, y es dolorosamente concreto, mientras que ustedes – dijo Tusk, dirigiéndose a los diputados del PiS – han desperdiciado abiertamente los últimos dos meses, usándolos para «Asegurar económicamente a sus compañeros de partido. La lista de lo que han hecho estará disponible para el público, nosotros nos encargaremos de ello».
En Bruselas y en los oídos de los millones de ciudadanos que en las elecciones del pasado 15 de octubre hicieron posible la cambiar votando a los partidos de la oposición que ahora forman el gobierno tripartito -Coalición Cívica, Tercera Vía y Lewica-, los ataques al PiS y el anuncio de Tusk de vuelta al Estado de derecho despiertan entusiasmo, pero, de momento, es sólo un canto de sirena .
El PiS es un campo minado. Ha tenido ocho años para desmantelar el Estado de derecho y lo ha hecho a conciencia. Se ha infiltrado y atrincherado en todas las estructuras del Estado. Incluido el Tribunal Constitucional. Recomponer lo roto será tarea de Hércules y del presidente del TC, Julia Przybska, un juez conservador con estrechos vínculos con el PiS, no se lo pondrá fácil. Ya ha calificado los planes de reforma de Tusk de «vergonzosos» y promete defender la Constitución polaca contra tales «llamados a la anarquía». Y con Przybska, la mayoría de los magistrados designados tras la polémica reforma judicial de 2015 que provocó la crisis con Bruselas.
Polémica sentencia del Tribunal Constitucional
Como regalo de investidura a Tusk, el TC emitió este lunes, tras haber aplazado audiencias en numerosas ocasiones, una sentencia por la que no reconoce la competencia de la Unión Europea para imponer sanciones económicas a Varsovia. La sentencia considera inconstitucionales las disposiciones del Tratado de Funcionamiento de la Unión Europea (TFUE) y las partes del estatuto de la UE que permitieron imponer a Polonia dos multas diarias en 2021. Las sanciones se referían a las actividades de la Sala Disciplinaria Polaca, un organismo suprimido hace unos meses, y a la explotación, contra órdenes de Bruselas, de la mina de Turw, una explotación de carbón a cielo abierto que fue denunciada por la República. Checo por sus efectos contaminantes.
La sentencia del TC crea una situación comprometedora para Tusk, ya que su carácter vinculante impedirá que Polonia cumpla con los multa impuesta por la UE y esto podría dar lugar a nuevos desacuerdos con Bruselas. Entre las dos multas, ambas de medio millón de euros diarios, el Estado polaco debe ya más de 600 millones de euros a la UE.
Tusk viajará el miércoles a Bruselas tras prestar juramento ante el jefe de Estado, Andrzej Duda. Su objetivo es liberar los 36.000 millones de euros que la Comisión Europea bloqueó a Polonia por incumplimiento del Estado de derecho, pero no podrá garantizar que Varsovia cumpla con los principios y valores comunitarios a corto o medio plazo. .
El tripartito de Tusk tiene mayoría parlamentaria, pero el PiS odia perder y juega con ventaja. Su líder, Jaroslaw Kaczynski, no sólo no ha dado la bienvenida al nuevo Gobierno, sino que tras la elección parlamentaria de Tusk como primer ministro subió inesperadamente a la tribuna del Sejm para insultarlo. «No sé cómo eran sus abuelos, pero eres un agente alemán«, fue la respuesta que el hombre que marcó sin derecho los destinos de Polonia durante ocho años atribuyó al discurso de Tusk, en el que dedicó la victoria de las fuerzas liberales a sus abuelos y recordó cómo tuvo que aguantar día tras día aquel día. Lo acusó de trabajar para Alemania durante la campaña electoral. Kaczynski no se ha disculpado por ese incidente a pesar de las críticas que ha recibido. Sigue sintiéndose fuerte, aunque en la oposición, y lo es.
reforma judicial
El éxito del Gobierno de Tusk y de las relaciones con Bruselas depende del restablecimiento del Estado de derecho en Polonia y eso pasa por reformar el Consejo Nacional del Poder Judicial. Según la Constitución polaca, este es el organismo que propone candidatos a jueces al Presidente de la República. Sin embargo, durante los dos últimos mandatos desde 2015, el Consejo se ha ido llenando sucesivamente de Jueces afines al PiS, como fuerza dominante en el Parlamento. Esto permitió abolir en 2018 la revisión judicial efectiva de las decisiones del Consejo y, a partir de 2019, la posibilidad de recurrir las decisiones de los candidatos del Consejo a afiliarse al sindicato. Las denuncias que ya estaban pendientes fueron declaradas resueltas de pleno derecho.
Como resultado de estas reformas, el Consejo Nacional de la Judicatura ha perdido su independenciacomo lo confirman las sentencias del Tribunal de Justicia Europeo (TJUE) y del Tribunal Supremo Administrativo de Polonia.
Estrechamente ligada a la reorganización constitucional del politizado Consejo Nacional de la Judicatura está la cuestión de qué hacer con el llamado neo jueces. Estos son los aproximadamente 2.000 jueces que fueron nombrados durante el gobierno antiliberal y autocrático del PiS con falta de derechos.
Y luego están los llamados jueces dobles, magistrados que fueron nombrados por el PiS en 2015 para sustituir a los jueces debidamente elegidos para el TC por la mayoría del Gobierno anterior. Hay un procedimiento de infracción pendiente ante el TJUE.
Debido a la ilegalidad del jueces dobles, Se cuestiona la validez de más de 80 sentencias dictadas desde 2015 con su participación, incluido el fallo que endureció la ley del aborto en línea con la política del PiS.
Las manos del futuro Gobierno parecen atadas de momento. Los expertos creen que al menos hasta el final de la presidencia de Przybska, a finales de 2024, es poco probable que se produzcan cambios fundamentales. Esto significa que el TC mantendrá un poder de veto en el proceso legislativo. La alternativa es esperar y construir mayorías a raíz de la expiración de los mandatos, pero eso no ocurriría hasta mediados de 2026, como pronto. Ya habrá transcurrido la mitad del plazo.
La cosa no queda ahí. Polonia es el único país de la UE en el que el Ministro de Justicia es también el Fiscal General. Debería ser posible corregir esta anomalía, ya que una fiscalía dirigida por un político del lado gubernamental puede estar extremadamente politizada y ser utilizada indebidamente con fines políticos; Muchos observadores creen que esto ya ocurre desde 2016 en la persona de Zbigniew Ziobro. El equipo de Tusk ha preparado un borrador para la separación de ambos cargos, pero, como ocurre con todos los cambios legislativos, este proyecto de reforma está plagado de dificultades. Esto se debe a que todos ellos deben estar firmados por Duda, que proviene del lado del PiS. Sin su bendición no hay reformas. Su mandato se extiende hasta el 6 de agosto de 2025.
